miércoles, 4 de octubre de 2017

Toyota Celica Turbo GT4 ST165

Los años noventa posiblemente fueron la edad de oro de Toyota en el Campeonato del Mundo de Rallies. Una muestra de lo que estaba por llegar se había vislumbrado a finales de la temporada de 1989, cuando el triunfo de Juha Kankkunen en Australia terminó con una sequía de dos años para el Equipo Toyota Europa (TTE), donde un largo período de esfuerzo técnico dió finalmente resultado.


La edición de 1990 fue testigo de un cerrado cara a cara entre Toyota y Lancia. Ambas marcas se dividían casi por igual las victorias del Campeonato Mundial. Lancia ganó seis de las rondas ese año y aseguró el título de fabricantes, mientras Toyota quedaba sólo una victoria por detrás, con cinco triunfos, aunque con el piloto más rápido, un joven Carlos Sainz, haciéndose con el título de pilotos.

 
El año siguiente los equipos oficiales mejoraron su rendimiento. Tanto Toyota como Lancia ganaron seis rallys cada uno. Lamentablemente para el equipo Toyota, Lancia aseguró no sólo el título de constructores, sino también se aupó con el título de pilotos, con el expiloto de Toyota, Juha Kankkunen.


Aunque el Toyota Celica Turbo GT4 St 165 demostrara ser muy efectivo en los tramos, el diseño del coche trajo una serie de complicaciones técnicas que se relacionaban con un sobrecalentamiento del motor en carrera. Los ingenieros desarrollaron soluciones creativas para desviar la mayor cantidad de aire frío al compartimento motor, incluyendo dejar ligeramente entreabierto el capót delantero y colocar los faros escamoteables fijos en su posición más elevada. Por otro lado, las salidas traseras fueron reconfiguradas para ayudar a extraer el aire caliente.
Y por si todo ésto no fuera suficiente, otro desafío concernía a la transmisión, que podía cambiar sin previo aviso de la tracción total a tracción trasera si el diferencial, controlado electrónicamente, se calientaba demasiado.


Como respuesta a estos problemas y a la vista de la próxima evolución del Celica, el Toyota Team Europe había estado desarrollando y valorando el reemplazo del ST165. Pero, a pesar de sus inconvenientes, el primer Celica de tracción total había demostrado ser un competidor formidable, acumulando trece triunfos absolutos en el Campeonato Mundial de Rallies, una docena de los cuales bajo las órdenes del TTE.

Para realizar este trabajo, partiré de un Toyota Celica Turbo GT4 ST165 de la marca Scalextric (época Tyco) con el que competí durante varios años y consiguiendo con él varios triunfos absolutos y numerosos podiums.


Pero en los últimos tiempos ya no es tan competitivo como antaño, y no teniendo ya nada que hacer ante los todopoderosos 205 de OSC o los novísimos chasis 3D, he decidido restaurarlo para que repose en la vitrina y sacarlo a pasear de vez en cuando. Tras 20 años de competición a mi pequeño nipón ya le ha llegado la hora de descansar.
Para comenzar la restauración, lo primero que hago es eliminarle toda la pintura en alcohol isopropilítico.

Tras un par de horas  de inmersión desaparece todo rastro de la antigua (e improvisada, porque no decirlo) decoración, aunque el plástico ha absorvido parte del color rojo.

Antes de proceder a imprimar, reparo las cicatrices que tiene de su vida activa y de paso, "levanto" los faros escamoteables ya que esta versión es la de 1989 y yo quiero reproducir la de 1991.


Lo siguiente es darle un par de capas de imprimación, lijar y ya pintar la base en blanco.


La decoración que he escogido es la correspondiente al Rally de Montecarlo de 1991, con un Carlos Sainz y Luis Moya recién coronados. Las calcas se pueden encontrar en www.artecnodecals.com

Con ayuda del Microsol y del Microset y mucha paciencia aplico las calcas sobre la carrocería.


A continuación detallo con un pincel en negro las ventanillas.


Y finalmente, para asegurar el trabajo le doy un par de manos de barniz satinado de la marca Vallejo.

Para renovar algunas partes, como los cristales o la bandeja, utilizo como donante una carrocería Altayera.


Saco un molde en resina de la rejilla frontal y la modelo hasta conseguir una completa, como la utilizada en la versión del '91.

Finalmente la pinto en negro mate y la coloco en su lugar.

Utilizo los pilotos traseros como molde para sacar un par de vacuformes en lexán y utilizo unos faros de un Audi Quattro de Revel para hacer los pilotos delanteros.




Monto la bandeja con unos pilotos de Ninco y adapto unas barras antivuelco de un Focus de SCX, además de montarle otros detalles.

Por último, monto todas las piezas en la carrocería así como el chasis original y otros detalles como el espejo, la antena y unos focos"cuneteros".






Y aunque le faltan algunos detalles como son las faldillas o las calcas de los cristales, éste es mi sentido homenaje a uno de los coches de rallys más bonitos de la historia del Mundial.

Un saludo.
Paco Bouha.



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